Por Nicolás Sosa Baccarelli
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| Manzi y Malena. Ilustración de Pablo Pavezka |
No llegué a conocerla. Pero quienes la oyeron aseguran que su
canto era una alondra desvelada susurrando tangos como profecías, sobre la
negrura embarrada de los callejones. Su canto perfumaba a patio, a humo, a yuyo
del suburbio. Tenía los ojos oscuros como el olvido y los labios apretados como
el rencor. Tenía en lugar de manos, dos palomas temblando de frío, de pena, de
noche… de alcohol. Más o menos así la describió Homero Manzi ese día de
verano de 1941 en el que se sentó a hilvanar los versos que le entregaría a
Lucio Demare para que los musicalizara. Este último perdió ese papelito en el
fondo de un bolsillo del saco y lo recuperó después, descubriendo entonces la
belleza y la profundidad de esas líneas de “Barbeta”, como le decían a Manzi
sus amigos. Sentado en la mesa del café El Guindado, de un tirón y en quince
minutos -contaba Demare- plasmó en el dorso del poema las notas de una
obra que sería considerada uno de los mejores tangos de todos los tiempos.
Pero… ¿quién fue Malena?
Malena de Toledo
Fines de 1941. Homero Manzi, regresaba a Buenos Aires de su
estadía en Centroamérica. El vuelo proveniente de México, hacía escala en San
Pablo, Brasil. Por la noche decidieron ir a un cabaret del lugar donde se
presentó una bella cancionista a quien llamaban Malena de Toledo. El nombre y
la magia de su voz, habían quedado resonando en la cabeza del poeta santiagueño
quien prometió en el acto hacerle un tango.
Su verdadero nombre era Elena Tortolero. Hija de un cónsul
honorario del gobierno español, había nacido, según algunos, en Porto
Alegre, en 1916. Sin embargo Héctor Ángel Benedetti, en su obra Las mejores letras de tango,
señala que Malena no nació en Brasil sino en Santa Fe y que el encuentro con
Manzi no se produjo en San Pablo sino en Porto Alegre. El lugar de nacimiento
se encuentra discutido. Sí se sabe en cambio que Malena cantó con el
conjunto de Elvino Vardaro y Osvaldo Pugliese y, tras la disolución de la
orquesta, habría viajado a probar suerte al Brasil en donde habría efectuado algunas
grabaciones con la orquesta de Héctor Gentile. Sabemos que entre 1943 y
1944, Malena de Toledo se presentó en Maracaibo, Venezuela. Luego, en Cuba,
conoció a un renombrado cantor de boleros de nacionalidad mexicana: Genaro
Salinas, “La voz de oro de México”. Del matrimonio nacieron dos hijos:
Concepción y Genaro. Un contrato con Radio El Mundo, hizo que la pareja se
radicara en Buenos Aires. Hacia 1957 durante una gira artística, falleció
Genaro Salinas con tan solo treinta y siete años, en circunstancias trágicas y
confusas. Sus restos fueron repatriados a la Argentina por su esposa quien
fallecería el 23 de enero de 1960, en Montevideo.
Eduardo Moreno, representante de la orquesta Vardaro-Pugliese,
contó en una entrevista que efectivamente Elena había cantado con el
conjunto con el cual además, emprendieron una gira por el interior del país.
Luego Moreno dio un dato llamativo para los investigadores que se han dedicado
al asunto: dijo haber tenido en sus manos el documento de identidad de Elena
Tortolero y haber comprobado que nuestra “Malena” era chilena. Brasil, Santa
Fe, Chile… son los posibles y enigmáticos paisajes que pudieron haber visto
nacer a la heroína del tango.
Roberto Palmer -quien fuera durante más de treinta años la primera
voz del conjunto folclórico Los Cantores de Quilla Huasi- cuenta que él y
su señora le alquilaban parte del domicilio que Elena Tortolero, ya viuda,
tenía en Maipú 746, plata baja, departamento A, en Capital. Palmer
también afirma en su artículo “Las
manos de Malena” publicado en
Todo Tango, haber sido él quien reunió a la cancionista con Lucio Demare una
noche de 1959 en la sala “Le Mans”. También apunta que, estando él de gira en
Chile, fue su esposa quien acompañó a Genarito, hijo de Elena, a Montevideo, a
repatriar los restos de su madre. Su tumba se encuentra en el Panteón de los
Artistas en el Cementerio de la Chacarita.
Con variaciones y disidencias, la credibilidad de esta historia
reside, entre otras cosas, en que es la versión que el propio Demare confirmaba
cuando se lo consultaba al respecto. Aunque, como bien se ha pensado, si se
trata de una historia apócrifa con que Manzi ocultaba otra verdadera pero
inconfesable, no sería precisamente su amigo Lucio Demare quien la desmentiría.
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| Homero Manzi |
Malena … es Nelly Omar?
“Malena soy yo”, repite Nelly Omar con seguridad y orgullo. Según
la célebre cantante, conoció a Homero Manzi en 1937 en Radio Splendid. Ambos
estaban casados lo cual tornaba prohibido el romance entre las dos figuras de
la canción popular. Confesaba hace poco en una entrevista para un matutino
porteño: “Yo trabajaba
con programas que él armaba en Radio Belgrano. Un día le dije Por favor, pare, yo soy una mujer
casada. No me moleste. Para
qué se lo habré dicho. Era peor. Me escribía letras. Me prometió que se iba a
divorciar si yo me divorciaba. Era una persecución. Aparecía por todos lados. Por favor, dejame respirar, le
decía yo. Era realmente un enamorado pero respetuoso. (…) Era un amor
imposible. Sus amigos me decían Llamalo
sino este hombre se va a morir …
Un drama.” Según Nelly Omar la historia trascurrió de otro modo. Manzi había
ido con Francisco Petrone a México. Una noche, concurrieron a un local llamado
“El Patio” donde escucharon cantar a una mujer de aspecto físico y estilo muy
similar al de Nelly. Petrone le preguntó con picardía a Manzi a quién le
recordaba esa mujer. Homero sin responder, tomó un papel y escribió la letra de
Malena. Al llegar a Buenos Aires, le contó lo sucedido a Nelly. “A mí no me
importa que no me crean pero lo que cuento es así” confirma la ya centenaria
estrella del tango al investigador Gabriel Soria, en un reportaje reciente.
Esta versión tiene, como todas, algunas
razones a su favor y otras en contra. Entre las primeras podemos destacar la
certeza del romance entre los dos astros del tango del cual habría nacido más
de una letra del gran Homero. Se dice que “Ninguna” y “Solamente ella” son
obras que Manzi dedicó a Nelly. Entonces, si le dedicó esos tangos… ¿por qué no
pudo dedicarle también Malena?
El argumento adverso a este relato, de ser
comprobado, sería demoledor. Oscar Del Priore en su obra Cien tangos fundamentales, habla de “la presunción de que Manzi y Nelly se conocieron tiempo después de
la escritura de Malena”. En tal caso, el relato de Nelly Omar sería sencillamente… imposible. De
todas formas, el tango “Ninguna”, que según se dice, fue para Nelly, es de
1942… ¿Fechas exactas? Sólo las tienen sus protagonistas.
Mucho ruido y pocas nueces
Otra historia diferente fue propuesta por Juan Carlos Miranda,
cantor que estrenó “Malena” con la orquesta que dirigía el autor de su música,
Lucio Demare. Según Miranda, una noche llegaron Demare y Manzi al cabaret
"Novelty", con el tango casi terminado. Allí, lo completaron delante
de Miranda. Los autores le explicaron al cantor que terminaban de escuchar a
una cancionista que se llamaba Malena, en el varieté "Nueva Orleans"
de la Boca.
También se ha dicho que la verdadera Malena no fue Malena de Toledo,
ni Nelly Omar sino Azucena Maizani. Fue ella quien inmediatamente grabó el
tango, pero también quien se encargó de desmentir este rumor. No hacía falta.
La descripción de “Malena” por Manzi hablaba por sí sola.
Tita Merello no quedó atrás. También se conjeturó que ella podía
ser Malena.
Para otros, la auténtica musa inspiradora del tango fue una
cancionista anónima del Maipo cuya identidad ha quedado irremediablemente
perdida en el tiempo.
Completando el abanico de posibles o pretendidas “Malenas”, y
escuchando el testimonio de un amigo del hermano de Manzi, se ensayó la
hipótesis según la cual el poeta habría escrito la pieza inspirado en la
modista de su esposa.
Siguiendo con las extravagancias se llegó a decir que Malena fue
una vendedora de achuras en la zona de Almagro. Se trata de relatos inexactos,
cuando no engañosos, que no han causado más que confusión y que han contribuido
en gran medida a acrecentar el misterio.
Las versiones de Acho Manzi
Acho Manzi, hijo de Homero, al ser interrogado sobre el asunto,
declaró que según su parecer, Malena no sería más que una historia, una ficción
en la que su padre plasmó su experiencia con las mujeres. Pero su “Malena” no
habría existido. Ahora bien, de tener que inclinarse obligadamente por alguna
cantante de tango que pueda haber inspirado a su padre, él lo haría por
Mercedes Simone. La opinión de Acho, causó asombro entre los investigadores del
género que presenciaron la revelación.
Para complicar aún más el acertijo, existe un sitio web dedicado
al “Día de las Malenas” que contiene un documento por demás interesante.
“Malena era María Esther Lerena”, firma: Acho Manzi. Recordemos que María
Esther Esquivo -ése era su verdadero nombre- fue una bella actriz de comedia
nacida en Buenos Aires en 1899. Supo ganarse su lugar en los salones del
selecto público porteño de los años 20 e incluso llegó a compartir una gira por
España en 1923 nada menos que con Gardel y Razzano.
De acuerdo con esta segunda versión de Acho, su padre, junto a
Aníbal Troilo, se lo dijo en un reportaje de radio al animador Bellini en su
programa de tango. Su papá “tenía diecisiete años cuando se estrenó la película
Milonguita que vio cantidad de veces”. El film es de 1922, allí Lerena
desempeñaba el papel principal. “En esa época de películas mudas, los cantantes
se doblaban a sí mismos detrás de la pantalla, como también lo hacía María
Esther, que interpretaba tangos. Detrás del escenario se instalaba un
micrófono, y allí cantaban, acompañados de guitarristas. De esa manera, el
público podía oír cantar a quienes encarnaban los personajes.”
“Vacarezza -refuerza Acho- solía ir a un café al lado del
teatro Presidente Alvear, en la avenida Corrientes. En una de sus mesas,
Ángel Cárdenas le oyó decir que ella fue la verdadera Malena. Y eso corrobora
la noticia” Hasta aquí, las dos tesis incompatibles de Acho Manzi.
Si bien la de Malena de Toledo es, a nuestro modo de ver, la
versión que goza de mayor crédito y fue esta mujer la motivación del autor,
compartimos la opinión del Dr. Ricardo García Blaya al sostener que la
misteriosa heroína del tango no es otra cosa que la síntesis poética de las
mujeres que el letrista amó, y no más que eso. Es que muchas veces, el artista
crea, y el espectador se encapricha en buscar nombres y razones, allí donde no
existen.
El 3 de mayo de 1951 fallecía Homero Manzi llevándose con él, como
un preciado secreto, la respuesta del enigma acerca de una mujer a quien
llamamos y llamaremos por siempre… Malena.
Un tango con historia
El tango fue estrenado por Lucio Demare en la boîte “Novelty” con
la voz de Juan Carlos Miranda, a fines de 1941. Un día como hoy, un 8 de enero,
hace exactamente 70 años (1942) Aníbal Troilo y Francisco Fiorentino
hacían la primera grabación de Malena, para la compañía discográfica RCA
Víctor. De este modo Pichuco y su popular cantor, ponían su toque maestro a
esta joya de Manzi y Demare, que se tranformó en un auténtico símbolo de
los años 40. Un hecho curioso es que ese mismo día, Troilo realizó dos matrices
de “Malena”. En una de ellas, Fiorentino canta: “tomó ese tono obscuro de
callejón”. En la segunda… “tomó ese tono triste de la canción”. Si bien ambas
versiones fueron publicadas en su momento, la de “tono obscuro” se retiró de la
venta, mientras que se popularizó la otra, que, paradójicamente, no es fiel a
la partitura. En segundo lugar lo grabó Demare y Miranda para el sello Odeón.
Luego, en marzo, con piano y guitarras se conoció la interpretación de Azucena
Maizani. Además el tango figuró en la película “El viejo Hucha” dirigida por
Lucas Demare (hermano de Lucio). Tuvo luego, versiones memorables como fue la
de Roberto Goyeneche con la orquesta de Raúl Garello en 1968. También
interpretaron el tango, Joan Manuel Serrat y Andrés Calamaro.
Nota: Artículo publicado en diario Los Andes, diciembre de 2011.



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